Alejado de los focos, Paco Pérez Bryan, se convirtió en un referente de la radio en los años 80 y mantiene con la artista una relación tan sólida como hermética

Hablar de Luz Casal es hablar de una de las voces más icónicas y queridas de la música en español. Pero hablar de su vida privada es entrar en un territorio casi prohibido, un espacio que la artista ha protegido con un celo absoluto durante más de tres décadas.
Sin embargo, detrás de esa coraza de discreción existe una historia de amor tan firme como silenciosa, protagonizada por el hombre que la ha acompañado en cada paso de su trayectoria:
el periodista musical Paco Pérez-Bryan, uno de los pioneros de la radio musical moderna en España y una figura clave en la difusión de bandas que hoy forman parte de la historia del rock y del pop.
La relación entre Luz Casal y Paco Pérez-Bryan es uno de los vínculos más sólidos del panorama artístico español, pero también uno de los más ocultos.
Apenas existen fotografías de ambos juntos, nunca han posado en un photocall, no han protagonizado una portada de revista del corazón y nunca han ofrecido detalles explícitos sobre su vida en pareja.
Lo poco que se conoce ha trascendido porque, pese a su hermetismo, ambos han dejado pequeñas pinceladas que confirman que llevan más de treinta años compartiendo vida, música y proyectos.
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Paco, nacido en Málaga, inició su carrera en la radio siendo muy joven. Su talento para detectar nuevos sonidos, su olfato musical y su manera apasionada de comunicar lo convirtieron rápidamente en una figura imprescindible en pleno estallido de la Movida Madrileña.
Programas como Aula 23 o El Búho abrieron las puertas a bandas emergentes que más tarde serían parte fundamental de la cultura popular.
Su prestigio creció tanto que dio el salto al cine de la mano de José Luis Garci y más tarde de Pedro Almodóvar, apareciendo en películas que hoy son clásicos del cine español.
Durante los años 80 y 90, su presencia en Radio 1, TVE y Radio 3 lo consolidó como uno de los grandes divulgadores musicales del país, con un prestigio que sigue intacto.
Fue incluso el primer locutor en España que se atrevió a pinchar a Nirvana, adelantándose a una revolución musical que después arrasaría en el mundo entero.
Ese carácter visionario, unido a una curiosidad inagotable, es también uno de los elementos que lo une profundamente a Luz Casal.
Ella misma ha confesado en más de una ocasión que Paco es su “compañero de viaje”, una expresión que describe con exactitud la forma en que viven: juntos, pero lejos del ruido.
Recorren ciudades para descubrir artistas emergentes, acuden a conciertos sin llamar la atención y comparten una mirada similar sobre la música como forma de vida.
Son cómplices en lo creativo, en lo personal y en lo cotidiano, siempre moviéndose entre escenarios, aeropuertos, estudios de grabación y momentos simples en los que encuentran su espacio más íntimo.

De esa alianza nació uno de los proyectos más significativos para ellos: el Festival de la Luz, celebrado en Boimorto, la aldea natal de Luz.
Concebido por Paco y apoyado desde el principio por la artista, este festival mezcla música, solidaridad y un espíritu comunitario que refleja los valores de la pareja.
Inspirado en grandes eventos europeos pero en un formato íntimo y cercano, el festival recauda fondos para causas sociales y se ha convertido en una cita imprescindible en Galicia, además de un símbolo del compromiso personal y artístico que ambos comparten.
La vida de Luz Casal ha estado marcada también por su lucha contra el cáncer, una batalla que enfrentó con una enorme fortaleza emocional y física.
Aunque siempre habla de esa etapa desde la serenidad, quienes la conocen aseguran que Paco fue un apoyo esencial, acompañándola sin estridencias, sin focos, con la discreción absoluta que ha caracterizado su relación desde el comienzo.
Es ese mismo carácter reservado el que explica por qué, después de más de treinta años juntos, nunca se les ha visto haciendo declaraciones públicas sobre su vínculo.
Ni hablan de matrimonio, ni confirman ni desmienten nada. Simplemente viven, trabajan y crean juntos, manteniendo su intimidad lejos del escaparate mediático.

La pareja distribuye su vida entre varias ciudades: Madrid, donde ambos desarrollan gran parte de su actividad profesional; Boimorto, donde tienen un fuerte arraigo personal y cultural;
Málaga, tierra natal de Paco; y Francia, un país donde Luz es una artista de enorme proyección, especialmente desde el éxito de Luz Casal chante Dalida.
Este ir y venir constante forma parte de su dinámica, un trayecto compartido que no necesita de declaraciones públicas para sostenerse.
Su relación no necesita titulares porque ellos nunca la han buscado. Treinta años después, siguen viajando juntos, compartiendo humor, construyendo proyectos y manteniendo una complicidad tan natural que no necesita explicaciones.
Es una historia que no presume, no se exhibe y no busca aplausos. Una historia tejida entre micrófonos, discos, giras, silencios elegidos y un profundo respeto mutuo.
En un mundo donde la exposición constante parece inevitable, Luz Casal y Paco Pérez-Bryan han demostrado que el amor también puede existir en la sombra, firme y luminoso al mismo tiempo.
Quizá por eso su relación ha resistido el paso del tiempo sin fisuras visibles, sostenida por la afinidad, la música, la lealtad y esa risa compartida que, según la propia Luz, sigue siendo su hogar.
Una historia discreta, sí, pero también una de las más auténticas y duraderas del panorama musical español.