La actriz ha concedido una entrevista con la revista ‘People’ en la que asegura que a día de hoy entre ellos tan solo existe una bonita amistad

La noticia de su romance sorprendió a medio mundo a finales de julio, cuando la siempre mediática Pamela Anderson y el carismático Liam Neeson dejaron de ser solo compañeros de rodaje para convertirse, repentinamente, en una de las parejas más comentadas del verano.
Ella, con 58 años, icono eterno de los noventa y dueña de una vida sentimental marcada por altibajos públicos; él, a sus 73, uno de los actores más respetados de Hollywood y conocido por su discreción.
Una combinación explosiva que, desde el principio, hizo que las cámaras se volvieran hacia ellos con un interés insaciable.
Todo comenzó durante la filmación de la película The Naked Gun, donde compartieron escenas que, según ambos, estaban cargadas de una química inesperada.
Esa complicidad profesional llamó pronto la atención dentro del set: miradas cómplices, bromas privadas y una naturalidad que dejó entrever que entre los dos actores había algo más que simple cordialidad.
Ni siquiera lo negaron. Neeson lo describió después como “una química encantadora”, mientras Anderson reconoció que trabajar juntos había sido una experiencia sorprendentemente fluida.
Sin embargo, en aquel momento nadie imaginaba que esa chispa traspasaría la pantalla.
Cuando la grabación terminó, cada uno siguió su camino. Ella se embarcó en nuevos proyectos y él continuó con su agenda profesional. La magia parecía haberse quedado en el set.
Pero la vida, caprichosa como siempre, tenía otro plan durante la gira promocional de la película. Fue en los estrenos internacionales —primero en Londres el 22 de julio, luego en Nueva York el día 28— donde las alarmas empezaron a sonar.

Pamela, radiante en la alfombra roja, le dio un beso en la mejilla a Neeson frente a todas las cámaras de Londres, gesto que incendió las redes.
Días después, durante una aparición conjunta en el programa Today, protagonizaron un divertido momento cuando simularon ser sorprendidos besándose. La audiencia enloqueció y los rumores alcanzaron un nivel que ni ellos mismos pudieron frenar.
Y entonces, la frase que lo cambió todo: “Está claro que están enamorados”, aseguró una voz cercana a los actores.
Hollywood explotó. La prensa rosa encontró su pareja imposible del año. Y los fans, encantados, se entregaron a la fantasía de ver a dos actores tan distintos y a la vez tan magnéticos vivir un romance inesperado.
Durante meses, la duda persistió. ¿Era amor real? ¿Era una estrategia publicitaria? ¿O simplemente una amistad envuelta en rumores? Finalmente, cuatro meses después, Pamela Anderson decidió romper el silencio y contar la verdad con lujo de detalles.
En una reciente entrevista, la protagonista de Baywatch confirmó que sí existió una historia romántica entre ella y Liam Neeson. Una historia breve, intensa y muy real.
Según relató, la chispa que surgió en el rodaje se transformó durante la gira promocional del filme, cuando ambos dejaron de lado la prudencia profesional y permitieron que la conexión natural que compartían se abriera paso.
No fue una relación larga, pero sí especial. Anderson contó que pasaron una semana juntos en la casa de Neeson, en el norte del estado de Nueva York.
Una semana que ella describe como “una semana perdida muy romántica”, una especie de paréntesis perfecto al más puro estilo de una película de Nancy Meyers:
luz cálida, paseos tranquilos, conversaciones íntimas y una complicidad que parecía haber estado esperando el momento justo para florecer.
Ella tenía su propia habitación en la casa, algo que ambos acordaron para mantener cierta comodidad y armonía.
Durante esos días, los asistentes de ambos los visitaron e incluso familiares se acercaron a saludarlos, lo que le dio a ese breve romance un aire de vida cotidiana que ninguno esperaba.
Pero el momento más comentado fue cuando salieron a cenar en un pequeño restaurante francés y Neeson, casi como si jugara con el destino, la presentó en tono cariñoso como “la futura señora Neeson”. Pamela recuerda el episodio con humor, ternura y una pizca de nostalgia.
La actriz insistió en que jamás hubo una intención publicitaria detrás de su romance.
“La gente decía que era una maniobra publicitaria, y yo solo podía reír”, confesó. “Esto era real. Había sentimientos de verdad”. Una declaración que desmonta la teoría de quienes creyeron que todo era una estrategia para promocionar la película.

Sin embargo, como ocurre muchas veces en el mundo del cine, la realidad terminó por imponerse. La semana mágica se quedó en eso: una semana. Después de aquel paréntesis encantador, ambos retomaron sus compromisos.
Las agendas apretadas, los proyectos nuevos y las vidas completamente distintas hicieron que la relación no avanzara. Pero lo que sí quedó, según Anderson, fue un cariño profundo y sincero.
La actriz habla de Neeson con admiración y afecto, destacando el apoyo que él le ha brindado en esta etapa de su carrera. Él, por su parte, siempre ha mostrado respeto hacia ella, describiendo su conexión como una sorpresa agradable que ninguno vio venir.
Hoy, han decidido seguir como amigos, un vínculo que, según Pamela, será para siempre: “Estoy segura de que siempre formaremos parte de la vida del otro”.
La historia, aunque corta, ha dejado huella. No fue un romance de alfombra roja ni un amor de película que durara años, pero sí un encuentro auténtico entre dos personas que encontraron calidez, humor y compañía en un momento inesperado de sus vidas.
Y en Hollywood, donde todo suele estar envuelto en artificio, esa autenticidad vale oro.
